Nuestro viaje (Parte I)

Buenos días de martes amigas!!

Después del parón del puente, hoy vengo a contaros la primera parte de mi viaje, que dividiré en tres posts, por lo tres días que hemos estado. Allá vamos.

Viernes por la tarde, salgo del trabajo, voy a buscar a Amiga del Alma 2, que trabajamos relativamente cerca y nos vamos a casa (también vivimos en el mismo barrio). Papá G estaba ya en casa acabando de guardar las cosas que dejamos el día anterior preparadas, así que cerramos todo, nos montamos en el coche y nos dispusimos a ir a casa de mi madre para buscar a Pequeño G.

Pequeño G ya había comido, así que le di la teta, comimos nosotros rápidiísimamente y nos fuimos al aeropuerto. Allí, una vez que facturamos nuestro maletón, nos encontramos con Amiga del Alma 2 y Pareja y comenzamos a buscar una farmacia para comprar los tarritos de comida para Pequeño G. No hay farmacias en la T1 una vez pasado el control de seguridad. Muy bien. Yo quería comprar los tarritos en Madrid porque son los que ha probado, y ya que no es un gran fan de esta comida, prefería comprárselos aquí por aquello de más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, pero no pudo ser, porque no hay farmacias después del control y por el control no te dejan pasar éste tipo de comida de bebés según me dijeron cuando llamé. Así que, ya íbamos oficialmente a la aventura.

Pequeño G ya estaba por el aeropuerto que no podía más, todavía no se había dormido su siesta, así que me senté y le di la teta para que se durmiera (mi plan era que se durmiera en el avión, pero como salió con una hora de retraso, al pobre le entró sueño antes) así que mientras todos esperaban la cola para entrar, yo sentada con mi niño dormido…qué sensación!!

El viaje fue muy bien, despierto, porque nada más despegar abrió el ojo, pero tranquilo y jugando. Llegamos a nuestro destino, Amiga del Alma 3 nos está esperando, había llegado desde donde ella vive antes que nosotros. El reencuentro fue genial.

Montamos en un mini bus que contratamos para que nos llevara al apartamento, ya era tarde, y había que descargar, bañar a Pequeño G y darle sus cereales de cena antes de dormir, por lo que esa noche nada más pudimos hacer, simplemente conocer la que sería nuestra casita por tres días, y descansar para el sábado.

Come sei bella...Roma Imagen: Fuente
Come sei bella…Roma
Imagen: Fuente

Amanece en Roma, el sol entra por la ventana que tenía a mi derecha, me despierto con olor a café, qué típico, no? Pues sí, pero así es. Como ya os conté aquí, nuestros amigos habían reservado para esa mañana una visita a los Museos Vaticanos. Nosotros estuvimos hacía dos años y se tarda una media de tres horas en recorrerlos, por lo que decidimos que no era el mejor plan para Pequeño G, así que aprovechamos esa mañana que estábamos solos para ir los tres a recorrer el barrio. Es algo que siempre nos gusta hacer cuando vamos a algún sitio. No hay nada como conocer el barrio en el que uno se encuentra, qué tipo de gente hay, qué tipo de tiendas tienes, qué tienes cerca y qué no. Teníamos una farmacia justo enfrente de casa, así que compramos los tarritos de comida, marca Plasmon. En mi vida los había oído, son fabricados en Italia. No sabía cómo nos iba salir la jugada, pero no nos quedaba otra.

Después, subimos al apartamento otra vez a que Pequeño G tomara sus cereales, y una vez que hubo terminado, de nuevo en la calle, nos dirigimos al Coliseo. Lo teníamos en frente, así que fue cuestión de subir la Vía Serpenti durante 5 minutos mientras el inmenso monumento se iba haciendo cada vez más y más grande.

Caminando por nuestro barrio
Caminando por nuestro barrio

La Vía Serpenti es una calle encantadora, comercios de barrio, altares a la Madonna con sus flores y sus velas en plena calle, piazzas con sus típicos balcones con las contrapersianas entreabiertas, con sus vidas y sus historias detrás, trattorias,…así hasta que llegas al Coliseo. Enorme. Majestuoso. Te hace sentir pequeña y vulnerable ante el peso de la historia.

Imagen: Fuente
Imagen: Fuente

Sacamos a Pequeño G de su portabebés y nos pusimos a pasear de la mano con él. Encantado iba viendo palomas, bicis, vespas, gente y más gente, niños…estuvimos dando una vuelta, viendo la cantidad de gente de todo el mundo que se concentraba allí, persiguiendo palomas y haciendo fotos, hasta que nuestros amigos nos llamaron, ya habían salido de los Museos Vaticanos, así que nos juntamos para comer. Dónde? Cerca de la entrada de Villa Borghese. En un pequeño restaurante de una callecita estrecha, por donde los coches pasaban a duras penas.

Pequeño G estaba en su momento de siesta, así que comimos todos sentados, algo poco habitual cuando tienes un bebé de 13 meses contigo mientras comes. Después de comer bien rico, nos pedimos unos cafés, y es que el café italiano tiene algo de especial.

Así nos sirvieron el capuccino de uno de nuestros desayunos...por algo Roma es nuestra ciudad...
Así nos sirvieron el capuccino de uno de nuestros desayunos…por algo Roma es nuestra ciudad…

Pequeño G despertó de su siesta así que comió, poco…pero para mi sorpresa, algo comió. No tenía muchas esperanzas puestas en su comida, y me sorprendió para bien. No lo terminó, pero no lo dejó entero tampoco. Después la teta, y en marcha. Bajamos toda la Vía del Corso, una calle atestada de gente, tiendas de ropa, tiendas de decoración, tiendas de souvenirs y restaurantes y trattorias. Fue un paseo muy agradable, había muchos artistas callejeros que nos amenizaron la caminata. De vez en cuando se oía música, de algún músico que tocaba en la calle, es de lo que más me puede gustar, andar por la calle y escuchar música en directo, una maravilla.

Tardamos bastante en atravesar la Vía del Corso, porque cogimos un desvío para visitar la Fontana de Trevi, que justo estaba ya sin obras, ahora, más gente no podía haber, nosotros nos quedamos arriba porque no quisimos bajar con Pequeño G las escaleras, un poco agobiante con tanta gente y tanta cámara pero nuestros amigos sí, para tirar la moneda, nosotros mientras nos hicimos amigos de un hombre que vendía un volador de silicona en azul que cuando lo tiras arriba brilla y va cayendo, Pequeño G no lo quitaba ojo y claro, el señor se vino a hablar con nosotros…volvimos a retomar la Vía del Corso y cuando llegamos al final, nos paramos a reponer fuerzas en una terraza frente al Altare della Patria, también conocido como monumento de Vittorio Emanuele, ese imponente monumento en mármol blanco que no acabó de convencer nunca a los romanos pues su construcción supuso la destrucción de un área de la colina Capitolina, una de las siete colinas sobre las que se asienta la ciudad de Roma.

Imagen: Fuente
Imagen: Fuente

Tras tomar algo frente a él, nos dispusimos a cruzar el río Tíber para adentrarnos en el barrio del Trastevere. Sábado por la noche y Trastevere…una mezcla explosiva. Lleno de gente con ganas de fiesta, los restaurantes hasta arriba, pero aún así, siempre es agradable pasear por allí. Dimos una vuelta, recorrimos sus puestos ambulantes, con abalorios su mayoría y nos dispusimos a buscar un sitio para cenar.

Después de cenar, nos fuimos para casa, tocaba baño, cena de Pequeño G y a dormir, a prepararse para un segundo día en la ciudad eterna.

Mi pequeño cayó rendido después de nuestro primer día en Roma
Mi pequeño cayó rendido después de nuestro primer día en Roma

17 comentarios en “Nuestro viaje (Parte I)

  1. Al final, Pequeño G comió!! Bieeeen! De todas formas, si tiene su teta disponible -barra libre- yo no me preocuparía si por unos días comiese menos.
    Sí que tiene cuerda el peque pasnado todo el día prácticamente fuera. Imagino que llevarías un carrito/sillita para los momentos de siesta.
    Menos mal que no fuísteis a los museos vaticanos porque creo que es un sitio muy «denso» para llevar a un niño tan pequeñito. La alternativa fue mucho mejor.
    Estoy deseando leer el resto de la experiencia.

    Por cierto… qué de recuerdos me trae Roma. Es una ciudad que me tiene enamoradita ❤ y es uno de los sitios a los que quiero viajar con nuestro pichón cuando sea más grandecito.

    Un abrazo!

    Le gusta a 1 persona

    1. A tí también te gusta? No me extraña es que es una ciudad fantástica, muy mágica! A mí también, es un sitio muy especial para nosotros y cuando decidimos esta vez volver me encantó la idea!!
      Sí llevamos su sillita de paseo, que se tumba totalmente y ahí se echaba sus siestas de dos horas y media tan pichi paseando por ahí, ahora bien, una vez despierto a ver quién es el guapo que le mete en la silla…sólo admite portabebés, brazos y andar…de todas formas, cada poco, nos tomábamos algo como ves, no hacíamos largas caminatas de horas y horas…pero sí, el tío aguantó muy bien!!
      Un besote guapa!

      Me gusta

      1. Claro, si ya le gusta andurrear, en la sillita no hay quien le meta ni de broma. Es un campeón de las caminatas y el callejeo 🙂

        Y sí, Roma tiene algo especial. He estado tres veces y tengo que volver, por descontado-por supuesto-porque sí, porque tiré la monedita a la fontana de Trevi… Porque lo necesito jjj. Lo que me ha gustado leerte y recordar las calles, las tiendas, los monumentos, los sitios pintorescos.. Ainssss (suspiro).

        Le gusta a 1 persona

  2. Ays, que paz viendo a Pequeño G. dormir como un lironcillo!! Jooo, me encanta Roma!! Estuvimos hace un par de años y me gustó un montón, me estás dando mucha envidia!! Estoy deseando leer mas y recrearme en lo que cuentas y recordar tambien mi viaje!! Al final no se os dio nada mal a pesar del estres de los potitos :S. Habeis planteado muy bien el viaje, con nenes hay que ir a otro ritmo!! Un besote!!

    Le gusta a 1 persona

    1. A mi también me encanta y ahora estoy con depresión post viaje…jaja
      Es verdad que con niños hay que ir a otro ritmo…pero se puede!!
      Menos mal que comió porque era mi preocupación principal…imagina mi cara cuando nos dicen que no hay farmacias en la T1 después del control…jajaja
      Un beso guapa!!

      Le gusta a 1 persona

  3. Weeee!!!! Comió!!!! Y durmió cual bendito! Está el pobre rendidito (lo que me gusta ver a un peque dormir, madre mía!). Y veo que a vosotros os sentó muy bien.

    Yo no conozco Roma (no conozco nada de Italia) pero el Mozo dice que me quiere llevar (me quiere llevar a tantos sitios que vamos a necesitar 10 vidas juntos!)

    Un abrazo 🙂 (y sigo leyendo) :p

    Me gusta

  4. Pingback: Nuestro viaje (Parte III) | El día que llegaste

Deja un comentario